Desde mi perspectiva, la canalización, la transmisión de energía o información, la mediumnidad o la comunicación transpersonal, son términos equivalentes para una capacidad de todo ser humano.
Eso mismo experimenté en talleres en cuatro continentes, en países como España, Brasil, México, Israel, donde enseñé la canalización o la mediumnidad. Habitualmente enseño la canalización de dos maneras: 1) En trance: expandirse hacia fuera, entrando en trance y proyectando el cuerpo de luz o del alma hacia el “Otro Lado”, al plano de los desencarnados; 2) En meditación: contraerse hacia dentro, dejando colapsar toda percepción de identidad y proyección de pensamiento, emoción y acción, entrando en sueño profundo sin sueño, que parece una singularidad.
La diferencia entre estas dos formas es muy importante y vamos a explicar este tema brevemente de acuerdo con la interpretación de la ciencia.
Desde la ciencia moderna toda nuestra realidad, tanto a nivel subatómico como a nivel interestelar emana desde un vacio y se organiza en niveles crecientes de complejidad, desde el mineral, plantas, animales, el ser humano y sistemas de vida más complejos como planetas, sistemas solares y galaxias. Entonces si aceptamos que la creación es un espectáculos holográfico de apariencias, el centro de esta esfera de creación, a la vez el centro en cada forma de vida, es el “Vacío Luminoso”, el “Punto Cero”, la “Fuente de lo manifestado”, el Ser o la Divinidad, que todos ya somos en la raíz de nuestra identidad.
Así, la diferencia entre el ser humano y otras formas de vida más simples es, que el ser humano se auto proyecta, creando una aparente “separación”, mediante su pensamiento, emoción y acción, sintiendo que está generando su propia realidad, en donde también nos podemos sentir “perdidos”, “desconectados” y por tanto sufrir mucho. Sólo en el proceso de autorrealización, cuando el ser humano busca su origen, hace de verdad el experimento de parar todo, dejar colapsar su proyección hacia dentro y descubre que está interconectado y sincronizado con el resto de la creación, que ya es el Ser, Punto Cero, Dios, y allí es donde termina su búsqueda espiritual.
Canalizar en trance nos hace creer en una separación, entre cuerpo y alma, o si queremos partícula y onda, pero en realidad son proyecciones de la misma entidad, del mismo Ser. En esta imagen puedes ver como el mismo “objeto” aparece como dos formas diferentes:
Pero al canalizar desde la meditación, vemos que la apariencia como “onda” y como “partícula” vienen del mismo origen que da lugar a ambas formas:
Es allí donde podemos llegar a percibir toda la creación nace en uno mismo y canalizar energía e información a través de la meditación es natural y estable, desde una visión No Dual, donde Dios es uno mismo en la raíz de su identidad. A eso llamo “meditación” o canalizar a través de meditar. Por otra parte, si proyectamos nuestro cuerpo de luz hacia fuera del cuerpo físico, al plano de los desencarnados, según la primera manera (mencionada arriba), entramos a dualidad de alma / cuerpo, conocida de la ciencia como Onda / Partícula en la mecánica cuántica, entrando en un estado de trance profundo, que siempre es transitorio e inestable. En tradiciones espirituales como el Espiritismo o Umbanda se conoce la prima manera denominada “mediumnidad” y en tradiciones orientales como Zen y Adviata se conoce la segunda manera y se denomina “meditación”.
Si sólo conocemos la primera manera, a través del trance profundo, seguimos buscando a Dios, creyendo en la Dualidad, pensando que el trance es la forma única de canalizar, sin saber que el Vacío es el origen de todo, tanto del alma como del cuerpo, lo que dificulta mucho la experiencia directa de paz, amor en la autorrealización. Por otra parte, si sólo conocemos la segunda manera de meditación, en la No- Dualidad, nadie nos enseña que podemos canalizar energía e información de esta forma, ni experimentamos la dimensión de guías y parientes o la trascendencia del alma al cuerpo físico tras la muerte. Por eso, insisto en enseñar las dos maneras, una dualidad no-dual, que complementan una la otra, y que permiten experimentar tanto el trance como la meditación, apoyándome en la ciencia y en una visión que integra varias las tradiciones espirituales.
Cabe recordar que para aprender estas prácticas, necesitamos resonar con alguien que tiene experiencia competente con ambas metodologías y nos puede guiar, de una forma confiada, luminosa y amorosa, hacia nosotros mismos como manifestaciones únicas y singulares del Ser.